The most lasting
love is unrequited love " W. Somerset Maugham
Fue un algo que no llegó a romance, algo que duró tan
poco tiempo, cuando pude reaccionar estabas lejos, en realidad nunca estuviste
cerca, pero por esas cosas el destino te trajo a mí, sin preguntarme, sin
pedirme permiso, fue algo que no se pareció al amor, ni a la ilusión, sólo una
pequeña alegría que quiso instalarse en el corazón, para restarle un poco de
soledad, de rutina; el insomnio igual me hacía trampas, estabas en mi cabeza,
en mi mente, me preguntaba que llegarías a ser, cuánto tiempo estarías; los
latidos en mi pecho parecían explotar. Aún me sigo preguntando, que pasó?
¿Acaso te soñé? ¿Te imaginé? O fuiste un loco impulso que no me llevó a nada.
Era feliz. Esa era la única certeza que tenía.
De repente, no sé qué hubo, una confusión, un
malentendido, una palabra mal dicha, una respuesta que no llegó, ¿algo así
puede alejar a dos que quieren forjar un sueño? El alma se me llenó de dudas,
de desconcierto, de repente todo fue silencio… de repente sentí como un rencor
oculto, absurdo, sin palabras, que me quería hacer sentir culpable. ¡Ilusa de
mí! Cómo no recordé que las ilusiones tienen alas cortas. Como tantas veces
olvidé que la palabra ilusión es palabra prohibida en mi diccionario. Tuve la necesidad
imperiosa de pedir perdón, pero ¿qué debes perdonarme?.
Aún no encuentro la causa de mi supuesto crimen. Tal vez
mi crimen fue no hablar el mismo lenguaje, aunque pensé que hablábamos
una misma lengua, que teníamos un mismo anhelo. Mas en cuestión de
minutos, de segundos, el castillo de naipes se derrumbó, no más palabras, te
desintegraste en el aire, sin despedidas, sin excusas. Y allí me quedé sentada.
Petrificada en la silla. Sentí sólo una pesadez en los párpados, como si en
cualquier momento mi cuerpo fuera a desplomarse en el piso. Me había quedado
sin fuerzas, la tensión de mi cuerpo atravesó el suelo. Supe que hasta en mi
salud habías causado estragos. Retomé algo de fuerzas. No dejaría que me
hicieras esto. Ni siquiera eras amor, ni siquiera eras una fiel amistad. ¿Qué
eras? ¿Sólo querías herirme? Me fui a casa. Me derrumbé en la cama, allí
estaba a salvo de ti, mas allí recordé cuando me diste ese poquito de
felicidad, y simplemente lloré.
Hoy es otro día más, otro día que me da más valor para
superar esta nostalgia que quiso devorarme, otro día más de tu ausencia, otro
viernes más en que el olvido te llevará al limbo como a otros recuerdos. Aunque
en el corazón te quedes tatuado, como un pequeño barquito navegando por los
mares de la ilusión. Y tus ojos marinos se hundirán en el horizonte dejando una
estela indeleble en el mar de mi tristeza. Mañana me levantaré volviendo a la
rutina de esta vida, donde ya no hay nada que buscar ni que esperar. Nada más
me diré a solas, cuando el corazón me pregunte qué me pasa, que me está viendo
llorar. Le responderé muy despacio para que nadie escuche: será porque tenemos
que reconocer fiel amigo, que él fue otra equivocación más…
Comentarios
Triste melancolía y bello escrito.
Muchos abrazos.