CUARENTENA

Me desperté temprano. Día lluvioso, cielo oscuro, como si fuera de noche. Creí haber estado soñando una pesadilla: un virus letal que se desparramaba por todo el mundo. Me trajo enseguida el recuerdo de esas películas de epidemia, sobre todo la de Pánico en las calles, con Richard Widmark, de 1950. El médico tenía que encontrar al tipo que sembró el virus en la ciudad. Después que desayuné, reaccioné y me acordé que lo que estaba pasando desde hace dos o tres días no era ciencia ficción, un virus también letal, llegado de Europa, se estaba extendiendo por todo el mundo. Como en una película, todos en cuarentena; apenas nos dejan salir para comprar provisiones. El que no se sienta muy bien, debe acudir enseguida al hospital. Evitar concentraciones, preferible no subirse a colectivos, ni subtes, y permanecer a más de un metro de las personas.
Pensé que esto podía pasar en las películas, nada más; pero aquí estoy, en mi casa. en mi cuarto, mirando por la ventana. Calles solitarias, gente vaciando los automercados para que no falte comida, los barbijos o mascarillas se están agotando. Pronto se agotarán el jabón, el alcohol, los alimentos. El virus se está adueñando de las ciudades, y aquí la solución no es encontrar al que lo trajo, la solución es encontrar una vacuna, un suero, para exterminarlo. Los muertos se van sumando, los hospitales no dan a basto. Por eso dicen que la realidad siempre supera a la ciencia ficción.
Si salgo por el barrio a comprar algo, al cruzar la gran avenida, todos vamos distanciados, caminando rápido. Si alguien tose, las miradas se voltean. Todos somos sospechosos, todos desconfiamos del de al lado, del que está atrás, o enfrente. Psicosis total. 
Mi organismo se revisa continuamente, si tengo tos, si estornudo, me toco la frente. ¿Estará dentro de mí? No me acuerdo si le di la mano a alguien, si toqué el hombro de alguien. Lavarse las manos ya es un hábito de a segundos. En algunos lados suspendieron las clases. Como esto siga así, quedaremos enterrados en vida. Como en las películas, los soldados saldrán a la calle, para que no circule nadie por las calles, y al que encuentren se lo llevarán. Esto no es un sueño, es una película real, en tercera dimensión, dirigida por los médicos, nosotros, los actores, el villano aún no ha sido atrapado. Tiene nombre y apellido: Coronavirus, 
Los que creen en Dios, pueden agarrarse a una esperanza, los que no creen, no sé que pensarán. ¿No será un buen momento para creer en Dios? ¿Para juntar las manos y suplicar que este mal sueño pase pronto? Creer que el sol siempre vuelve a salir.  Quizá mañana me vuelva a despertar, y las noticias digan, "ya terminó", "ya todo volvió a la normalidad". Son las 9 de la mañana, el sol ni piensa salir, hay una oscuridad como de 8 de la noche. Con esta lluvia todos estaremos más encerrados. Algo bueno tendrá que dejar todo esto. Alguna enseñanza o simplemente otra experiencia de vida, para que estemos atentos con nuestra salud. Para no dar tanto abrazo ni tanto beso, ni estar compartiendo vasos, copas o mate. Tristemente, este virus terminará acercándonos o alejándonos.  Vivimos en un mundo todo contaminado, mañana puede ser que exterminen este virus, y después vendrá otro, y después otro....Creo que tal vez la culpa no la tiene un virus, él no se inventó solo; alguien le dio vida, o lo creó, tal vez... me da por pensar que la 3a. Guerra Mundial tiene otro nombre y ya está entre nosotros, sí, seguro, la Guerra Bacteriológica ha empezado...

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