CRIMEN PARA DOS - CUENTO POLICIAL - CAPÍTULO FINAL

A primera hora de la mañana el oficial Argüello se dirigió a la dirección que había conseguido de la hermana de Martin Poli, quedaba en las afueras de la ciudad; Iris Poli era una de las pocas cartas que le quedaban para jugarse en este terrible crimen, la abordaría con cuidado, porque posiblemente no tenía idea de la muerte de su hermano. Caty iría al laboratorio con todas las evidencias encontradas, colillas de cigarro y las latas de cerveza. El que dejó eso allí, fue el que vio con vida por última vez al Martin Poli. Estacionó su Toyota a enfrente del edificio. Era un edificio de departamentos de una sola planta; al entrar por un portón semioxidado, se oían llantos de niño, gritos de vecinos, algo así como un conventillo. El departamento era el penúltimo al final del pasillo. Tocó la puerta de madera, y a los pocos segundos, abrió una mujer pelirroja, algo desaliñada, con una bata de baño desgastada, nada que ver con la foto, pero era ella, Iris Poli.
-¿Sí, que desea?
-¿Iris Poli?
-Ajá, ¿que quiere?
-¿Es usted hermana de Martin Poli? La mujer lo miró seriamente. -Sí, pero él no está aquí.
-Yo lo sé, señora. Por lo visto, usted no está enterada.
-¿Enterada de qué? Ay, en qué  lío se habrá metido.
-Lo lamento, señora Iris, es difícil lo que voy a decirle. Pero su hermano fue asesinado...
Al oír esas palabras, la pelirroja se tambaleó, se agarró a la puerta. -Pase- No lloró, ni dio muestras de alguna crisis, sólo alcanzó a sentarse en un sofá de la sala desordenada. -Yo sabía, yo se lo dije, que iba a terminar mal.
-Puede decirme algo, si tenía enemigos, si tenía deudas de dinero, cualquier cosa que pueda ayudarnos a encontrar al asesino.
-El era homosexual, siempre frecuentaba ese bar inmundo, el Blondy. Andaba con uno de allí. Y se lo dije...¡carajo! Aléjate de ahí, no vayas más. Corta con ése, te va a meter en problemas
-¿Era Jerónimo Cortés?
-¡No! Era con el hermano, Henri Cortés.
-¿El hermano? No sabía que tenía un hermano.
-Sí, trabaja ahí, en la barra, con el otro mariquita.
Ricky recordó, a los dos rubios, al "encanto", y el otro que estaba junto a él. Pero lo vio pocos minutos ese día. Ahora no podía recordar cómo era. Rubio también, pero sólo eso.
-El dueño del Blondy, el Jerónimo, animal, es un mafioso, -dijo Iris- odiaba a los gays, a pesar de tener ese bar. Tiene que haber sido él, estoy segura.
-Yo también Iris, gracias por su ayuda. Y lo lamento, lo lamento mucho. Cuando pueda, debe acercarse a las oficinas nuestras para hacer su declaración. Es importante para dar final a este caso y hacer justicia a su hermano Allí le entregarán las pertenencias de Martin, y luego el cuerpo cuando vaya a la morgue, para reconocerlo y disponer los ritos funerarios.
-Sí, sí, le agradezco, quiero estar sola...
Ricky le dio una palmada en su hombro. Y se retiró prudentemente. Cuando cerró la puerta, escuchó el llanto fuerte y contenido de la pobre mujer.
Al volver en su auto, vio una llamada perdida de Cat.
-Sí Cat, estoy regresando, hay que detener a Jerónimo Cortés, su hermano Henri era pareja de Martin.
-¡Rayos! Ese troglodita nos vio la cara. En el resultado de ADN de los cigarrillos y de las latas de cerveza, están las huellas de Nelson Ramírez, es el gorila que atiende la entrada del Blondy. ¿Te queda alguna duda?
-¡Malditos! ¡Cerdos! Oyeme, espérame para ir a detenerlos.
-¡No, te espero en la puerta!
-¡No vayas, no seas necia! ¡Son peligrosos! ¡Aló! ¡Alóoo! - Cat había colgado- ¡Detesto a las mujeres! ¡Maldita sea! -Pisó el acelerador con furia, y dio una vuelta en U para alcanzar a la gata salvaje e inconsciente.

En el mismo momento, Caty, se dirigió al Blondy, sin aguantarse las ganas de ponerle las esposas a ese monstruo. Dejó su auto a una cuadra, no vio a nadie en la puerta, no importaba, se metería ahí a la fuerza o como fuera. Entró al bar, y le llamó la atención, estaba solo, la barra vacía. ¿Qué pasaba allí? Desenfundó la pistola que llevaba en su chaleco, dio algunos pasos, todo en penumbras, un mal pálpito, pero estaba preparada para todo. Caminó hasta el fondo, apuntando con el arma hacia los costados, de repente sintió un ruido, venía como de los baños, -¿Quién anda allí? ¡Salga con las manos en alto! ¡Jerónimo Cortés! ¡Salga inmediatamente! Ya sabemos que usted mató a Martin Poli. ¡Entréguese por las buenas! Tiene el derecho a permanecer callado.... algo filoso y frío se incrustó en su espalda... 
-Quieta poli, no te muevas o estarás muerta...
-De todas formas me va a matar ¿no?
-Si no hace nada, puede ser que te perdone la vida.
-Es inútil, ya vienen refuerzos...
-Yo no oigo nada. ¡Estúpida! ¿Te las das de machita o qué? ¿Me vas a clavar las uñas? ¡Múevete! Y la empujó hacia dentro de una oficina. -Entonces, ¿qué vas a hacer ahora? Quiero ver como me vas a detener. Y a continuación le puso las manos en el cuello, e intentó bajar por su blusa, buscando sus senos
-¡No me toques cerdo! Y quiso apartarlo con sus manos
El tipo le dio una cachetada estruendosa en su cara. -Calma poli, antes de matarte, me voy a sacar las ganas contigo. Y después le irás a hacer compañía a ese maricón de Martin.
-¿Por qué lo mataste? 
-Porque con mi hermano nadie se mete. Se lo previne varias veces al degenerado. Y no me quedó más remedio que meterle una bala en su cerebro.
-No te vas a salir con la tuya. Ya te están buscando...
El gigante la agarró más fuerte, quiso besarla, manosearla. Caty gritó fuertemente. Intentó defenderse, buscando su arma, pero el mafioso se la arrancó y la tiró lejos de ella. -¡Suéltame! ¡Eres inmundo!
-¡Quieta, perra!- Y quiso arrancarle la blusa. Siguió el forcejo y los gritos de la mujer policía, pero no escucharon la puerta que se abría.
-Déjala en paz, maldito animal! - Ricky apuntó con su Colt al asesino- Pero éste dio una vuelta rápida, y le puso el cuchillo en el cuello a Cathy, poniéndola de frente al policía. -A ver, ven por ella, un paso más y la degüello.
-Amigo, sabes que la tienes perdida, ya viene la caballería, no tienes escapatoria. Suelta la navaja, y no empeores las cosas.
-No tan fácil. Tira el arma y te entrego a la chica.
-Ok. Voy a ponerla despacio en el suelo, y al mismo tiempo tú sueltas a mi compañera...Se agachó un poco, y quiso demostrar que bajaba el arma. El criminal aflojó sus manos del cuerpo de la chica, en ese instante, Cathy se dio vuelta para clavarle las uñas,  el tipo quiso agarrarla otra vez, pero Ricky aprovechó el momento y disparó...
No estaba muerto, le tomaron el pulso, aún vivía, le había disparado en el pecho, pero no el corazón. Viviría para quedarse encerrado entre rejas. Asunto liquidado...

EPÍLOGO

Ya había pasado una semana de los episodios, un asesinato resuelto, Jerónimo Cortés, estaba tras las rejas, esperando el juicio para su condena, junto con el otro gorila, cómplice del crimen. Ricky y Cathy, estaban sentados en el escritorio del jefe, hablando y dando los últimos detalles. Para ellos otro caso más, eso nunca terminaría. Para eso trabajaban, para sacar de las calles a los delincuentes, mafiosos y asesinos.
-¿Que tal si nos da unas vacaciones, jefe Morelo? Nos la merecemos, ¿no cree?
-Bueno, si encuentras a alguien que te reemplace, pueden irse adonde quieran. 
-Puedo irme unos días yo, que se quede Cat, y después yo la cubro.
-Pero como eres un caballero, primero me iré yo, Ricky ricachón.
-Monada de mujer que es. Si no tengo remedio, pero una semana, ni se te ocurra un día más.
El jefe Morelo los miró a los dos, -vaya par que tenía encima- se dijo. -Fuera de mi escritorio, arreglénsela ustedes, ya no me molesten, zopencos.
Iban a salir cada uno por su lado, soñando las vacaciones que les esperaba. Cuando se oyó el grito del gran jefe. -Heyyyy, ¡vuelvan para acá! ¡Prohibido irse!
Ricky y Cat pusieron mala cara. Entraron otra vez a la oficina del gruñón Morelo. 
-¡¿Y ahora qué?! gritaron al unísono.
-Malas noticias. Los esperan en el motel Gladiolo. Doble asesinato. 
-¡Que vaya él!
-¡Que vaya ella!
-Lo siento, chicos, es un crimen para los dos....

FIN

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