CRIMEN PARA DOS - CUENTO POLICIAL - CAPÍTULO IV

Llegaron al Blondy, pasadas las once, en la puerta había otro gorilón, no el que conocía Rick, eso les favoreció un poco, para poder entrar. Esta vez no parecía tan rudo como el anterior. Les mostraron las placas. El tipo los miró detenidamente, más que todo a Cat, que le puso cara de "rudo". -Venimos a hablar con el jefe- dijo Meloni -Sí, reforzó Rick, nos está esperando- Rick pensó si no estarían pasando de listos. Lo importante era entrar. Si hacía falta romperían unas cuantas mesas. El guardia al fin les dio la entrada. El lugar apestaba como anteriormente, a tabaco, a marihuana, sólo en la barra estaba más iluminado. Y para su buena suerte, "encanto" despachaba a los clientes.  Menuda sorpresa se llevaría. Con Meloni se sentaron en la barra. Cuando el rubio los vio, puso una cara como de "no puede ser" - Hola encanto, le sonrió Rick- unas bien frías para el oficial y para mí. 
-Amigo, ¿qué haces aquí? Ya te he dicho, no es buen lugar...
-¿Para los poli? ¿No sabes que con una orden yo podría registrar este lugar? Pero no importa, aquí mi compa.. el oficial te hará unas preguntas, de rutina, claro. Yo veré un poco el sitio ¿sí? A ver que hay por ahí ¡Ya vuelvo!
-Tu compañero está loco, este lugar es peligroso.
-¿A qué tienes miedo? le preguntó Cat, con voz masculina.
-A nada...a nada... pero traen armas. El rubio esquivaba los ojos.
-¿Sabes de quién era el reloj que te mostró Rick?
-Ya he dicho que no conozco ese reloj. ¿Por qué no quieren entenderlo? Ayyy por Dios, dijo poniéndose sus manos en la cara, en gesto afeminado
-Ese reloj era de Martin Poli
"Encanto" clavó los ojos en Meloni. Su mirada respondió la pregunta. -¿Sabes? le dijo "el oficial" Tal vez seas tú quien corra peligro. Y le mostró la tarjetita encontrada en el lago. ¿Conoces a Jerónimo Cortés?  Una voz respondió a sus espaldas.
-Soy yo, ¿qué desea?
Cat se dio vuelta, y lo que vio no le gustó nada. Toda la perversidad y la maldad, la miraron desde unos ojos helados....

-Disculpe, amigo, sólo hacerle algunas preguntas. -Se sintió un poco intimidada con la mirada de ese ser que parecía avasallarla con su voz cavernosa y enorme altura. Pero trató de disimular, supo dentro de sí, que había mucha información que sacarle, pero que no sería nada fácil. -Soy la oficial Cat Meloni.
-Usted dirá...por aquí no tenemos nada pendiente con ustedes.
-Bueno, podría al menos, empezar por decirme que estaba haciendo esta tarjetita con su nombre, en un lugar del Lago Azul, junto a un cadáver.
-Vaya a saber, aquí vienen muchos clientes, ¿eso era todo?
-¿Ni tampoco conoce a un tal Martin Poli?
El urso endureció los ojos, y a continuación se dibujó una sonrisa siniestra en su boca relajada y repelente. -Pues...creo que no, fíjese...
-Mire, amigo, ni usted quiere perder el tiempo, ni yo tampoco. Si no es mucha molestia, pudiera decirme si no recuerda alguno de sus clientes que se haya ausentado.
-No es molestia, pero no recuerdo ninguno. ¿Algo más?
-Ok. Por lo visto no desea cooperar. Pero le aseguro que volveré por aquí. Y desde ya, cualquier información que usted oculte a la policía, será perjudicial para usted y para todo aquél que se niegue a hablar en este "decente" lugar.
-Le agradezco que se retire, monada. No quiera verme enojado.
-Ni usted tampoco a mí. -Se retiró con rabia y frustración. Pero no todo acabaría ahí. Ese pelafustán tenía mucho que explicar.

Llamó a continuación a su compañero Ricky Argüello para informarle la reunión con Cortés. -No te preocupes Cat, surgió algo nuevo. Me consiguieron la dirección del muerto. Te paso buscando para ir al departamento de Martin Poli. Seguramente allí podremos encontrar alguna evidencia.- Nuevas esperanzas para el caso. Ricky la pasó buscando a los veinte minutos. Se dirigieron velozmente al lugar, era algo pasada la medianoche, no sabían que sorpresas podían esperarles. Un edificio algo viejo, con paredes escritas de grafitis, un lugar algo sórdido. Pidieron permiso al portero con una orden y subieron al 10° piso. La primera sorpresa desagradable fue al notar que la puerta estaba abierta. Alguien se les había adelantado... Sacaron sus armas por si se encontraban con algún matón, nadie, pero el lugar estaba revuelto, todo tirado, sillas en el suelo, cuadros rotos, ¿que estarían buscando? ¿Dinero? ¿Documentos? ¿qué? Un caso que cada vez se complicaba más. Tal vez se trataba de algo más que de sexo, ¿drogas quizá? Si no resolvían pronto este crimen, el gran jefe se los quitaría de las manos.
-Tú revisa en los cuartos, Argüe, yo en la cocina, y en este pandemonium de sala. ¡Maldición! 
-Tranquila, princesa, algo encontraremos-. Y se sumergieron en ese mar de revoltijo. Ricky comenzó a mirar por todo el cuarto. Papeles, cartas, fotos... fotos más que nada de Martin Poli con hombres, estaba claro que era gay, también una con una chica pelirroja, leyó detrás y decía "a mi hermanito, de su hermanita Iris..." ¿Iris Poli? Había que encontrarla urgente. Siguió buscando más fotos, caray que al difunto le gustaba posar. Vestido, semidesnudo, ...ahí estaba lo que buscaba. Una foto algo borrosa, pero reconoció al que estaba con él... Nada más ni nada menos, que al ogro del bar. Jerónimo Cortés.. ¡Cat! !Mira lo que tengo!
-Y mira lo que yo tengo! -Le mostró un cenicero con colillas- Y además dejaron algunas latas de cervezas. Todo un tesoro para buscar ADN. Cuando vio la foto con el señor terror, se puso furiosa. -¡Imbécil! ¡Cuando te agarremos, tendrás mucho que hablar!
-Sí, muñeca, pero primero al laboratorio y luego a contarle al jefe. Creo que este caso lo tenemos casi resuelto. Y se me olvidaba, encontrar a Iris Poli, la hermana, según la dedicatoria...

Continuará...

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