CRIMEN PARA DOS - CUENTO POLICIAL - CAPÍTULO I


la una de la tarde, el sol derretía el asfalto, en Nueva Paz, ciudad de cuatroscientos mil habitantes aproximadamente. Lo suficientemente grande para albergar a quienes deseaban residenciarse allí, bastante pacífica, como su nombre lo indicaba, con sus cines, teatros, con sus zonas residenciales y zonas pobres, algunos bares de mala fama, donde había prostitutas, y a las que la poli no les quitaba la vista; algunos altos edificios a lo largo de la gran avenida Brown, era una ciudad bastante limpia, un mérito que no se le podía restar al Alcalde Moro, sí tal vez en algunos asuntos sucios de la política, pero el pueblo lo apreciaba bastante, porque a pesar de todo, sabía mantener el orden en la city; aunque nunca faltaban los delitos menores, robos, drogas, lo común en estos días, nada que quebrantara demasiado la rutina de sus habitantes. Era verano pleno, a esa hora, muchos se iban al Lago Azul, como a cinco kilómetros, a las afueras de la ciudad. Un lugar espléndido e ideal para las familias, que llevaban a sus niños, y los adolescentes que se reunían a oír música, tocar guitarra. Rodeado de muchos árboles, varias especies de aves, ardillas, el día transcurría plácido y entretenido, para refrescarse en sus aguas azules y transparentes. Paseos en bote, bellos senderos para hacer caminatas había ventas de comida, o parrilleras para hacer carne asada. 
Sólo en un solo lugar no se descansaba, y era en la Comandancia de Policía, la CIP, donde nunca faltaban denuncias, o algún papeleo de certificaciones, de pérdidas de documentos o carteras. Lo habitual, todo demasiado rutinario, si se puede decir, poco personal, el sargento Terry que llevaba la documentación de las personas, la secretaria Linda, que se encargaba sobre todo de llevar café o té a sus colegas, un sitio con cuatro o cinco computadoras, un mostrador para atender a la clientela, cuatro escritorios, y al fondo dentro de una cabina de vidrios ahumados el escritorio del "gran jefe" como le decían, el Capitán Morelo y quién rompió el silencio de esa tarde agobiante y calurosa.

-¿Llegó Argüello?
-No, capitán, y no responde el celular
-Para variar, estará durmiendo la mona en el lago.
-jajajaja no creo jefe, estará durmiendo la mona en su cama.
-No, si a mi no me da risa, todos aquí trabajando, y el muy tarambana de juerga por ahí, y todavía tiene pretensiones de que le pague. mmmm ya me va oír. Pero lo que no se imagina es que le tengo una sorpresa. Y por cierto, "la sorpresa" debe estar viniendo por ahí....

No terminó de hablar que atravesando la puerta reapareció el antes nombrado, llevando lentes oscuros, despeinado, y la camisa blanca de manga corta algo desabotonada. El capitán lo miró haciendo gesto de asco, queriéndolo fulminar con los ojos.
-Hola chicos, ¿cómo va la cosa? Me imagino con este calor...
-¡¡¡Teniente!!! ¡Lo quiero aquí de inmediato!!
Ricky Argüello se tapó los oídos, agarrándose la cabeza, como si hubiera oído una explosión.

-Jefe, ¡por Dios! ¿por qué grita? ¡Se me parte la cabeza!

-¡Entra y cierra la puerta! Ya se iba a sentar Argüello, -¡Y no te sientes! ¡Apestas! ¡Eres la vergüenza de esta delegación!
-Se lo ruego Capitán, hoy es domingo, sólo llegué unos minutos tarde. Tuve un compromiso anoche, usted sabe, hay que cumplir, primero una copita, y después otra y otra...
-¡¿Minutos?! ¡Hace dos horas que tenías que estar aquí!
-Bueno, pero al fin y al cabo, ¿cuál es la urgencia? ¿Pasó algo grave?

El capitán Morelo cerró los ojos y los abrió nuevamente -¡Cállate y escúchame! Desde hoy las cosas van a cambiar. Vas a tener un nuevo compañero. ¡Se te acabaron las copitas! O te encarrilas o voy a tener que pedirte tu placa.
-Bueno, bueno, Capitán, tiene razón, ¿pero un compañero? Usted sabe que a mí no me da lo de trabajar en equipo.
-¡Me da lo mismo lo que te dé o no....!

Iba a seguir gritando y al instante entró Linda con un par de cafés, y con el teléfono.
-Capitán, una llamada urgente, creo que es de la Central, me dijo el oficial que es importante... -¡Aló! Sí, soy yo, -hizo una pausa- !¿cómo?! ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Lago Azul? ¡Me lleva el diablo! Enseguida irá nuestro teniente.
-¡Ay no jefe, acabo de llegar! ¡Tenga piedad! Quiero tomarme mi café
-¡Muévete! el café te lo tomas después. Al lago, tienes que ir a ver un Rojo 10.
-¿Rojo 10? ¿Eso es...?
-Eso mismo, un cadáver sin identificar, posible homicidio. ¡Vete ya!
Y salió Ricky arrastrando los zapatos, agarrándose la cabeza, nadie podía predecir que comenzaría el peor de sus días....

Lago Azul

Cuando llegó Ricky Argüello, en el lago iba y venía un mundo de gente. Aparcó el auto donde pudo, cerca de otro efectivos policiales. El pueblo parecía querer desbordarse detrás de la cinta amarilla. Equipos forenses, periodistas, cámaras de televisión, y su cabeza que le ardía y le explotaba. Y todo para un cadáver. Bajó por la pequeña colina que llevaba al lago, de lejos vio algunos forenses alrededor de lo que parecía un cuerpo. Fue acercándose, y lo que vio superó todo lo imaginable. Desnudo, con los pies y manos atadas, y unas cuerdas alrededor del cuello, era todo lo que quedaba de lo que no se sabía si era hombre o mujer. En casi total estado de descomposición y el olor a podredumbre, olor a muerte...a asesinato...
-Teniente Ricky Argüello, encargado de la investigación. Si me permiten revisar el cuerpo, y les agradezco se aparten, no fumen, no coman nada, ni toquen más nada. Quiero ver que evidencias se pueden encontrar. Usted, Oficial... (miró su placa) Oficial Gómez, quédese un momento, ¿quién lo encontró?
-Unos chicos que merodeaban lo hallaron, semienterrado en la arena, aquí debajo. Fueron trasladados a la delegación para ser interrogados.
-¿Qué más encontraron? ¿Huellas? ¿Pisadas? ¿Sangre?
-Así como está, no se ha tocado nada, esperamos la camioneta para ser llevado a la morgue.

-Está bien, que nadie más se acerque ni toquen nada. Quédese aquí hasta que se lo lleven.

Maldiciendo ese día, pensó que ya no le faltaba nada más, entre los gritos del Capitán, y este crimen que no era cosa de Nueva Paz. Algo se les había escapado de las manos, o alguien que no era del lugar. Sin lugar a dudas, era un asesinato macabro y alevoso. ¿Por dónde comenzaría la investigación? Personas desaparecidas, prostitutas, homosexuales, hasta no lograr identificar si era hombre o mujer, o rastros de ADN, todo era algo inaccesible. Eso sí, era un adulto, gracias a Dios no era un niño.
Se fue alejando, para volver a su auto, desde lejos, creyó ver mal o estaba viendo visiones. Alguien estaba en el asiento del acompañante. Alguien con rostro femenino, pelo corto y oscuro.
-Disculpe, creo que se equivocó de auto, ¿podría bajarse por favor?
-Hola, teniente Argüello, no, no me equivoqué, lo estaba esperando, soy su nuevo compañero, sargento Cat Moloni, desde hoy compartiremos esta investigación. Y de paso ¿ya vio el cuerpo? ¿Bonito cadáver, no?
-¡No! ¡Si ya decía yo! ¡Para completar el día! ¿Y quién le dijo que yo quería un compañero? Le informaron mal, trabajo solo, bájese, por favor.
-El Capitán Morelo, me mandó a reunirme con usted, yo llegué hace más de una hora. Y ahora, se lo pido yo, súbase, debemos ir a la Delegación y comenzar a escribir esta historia.
-Ah, ¿porque ahora usted me va a da órdenes?

-No se enoje, compañero, yo no tengo la culpa, parece que usted no estaba cumpliendo bien su trabajo. -Ricky la miró con desprecio. Hoy es mi peor día, así que no quiero oír nada más. El gran jefe me va a escuchar. Esto no se queda así...
-Como quiera Teniente, órdenes son órdenes...


Continuará... 



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