TUTANKAMÓN Y YO


Este es un episodio de mi vida, ocurrió aproximadamente en 1998, cuando vivía en Valencia Venezuela, es de esas experiencias que uno no alcanza a saber si fue simplemente una casualidad, mala suerte o vaya a saber qué, pero como dice el refrán, "no creo en brujas, pero de que vuelan o vuelan, o de que las hay, las hay".
Como dije anteriormente, corría el año 1998, el país vivía el peor período político muy crítico, para ser más precisa fue cuando Venezuela comenzó su declive y del que se auguraban los peores presagios, al ganar las elecciones el nefasto difunto Hugo Chávez. 
La mayoría quedamos sumidos en la desesperanza, la incertidumbre, sabiendo muy bien el futuro oscuro que comenzaba a cernirse sobre nuestra querida patria. En aquel tiempo vivía con mi madre y mi hermano. Por esos días yo había  comenzado a leer un libro La tumba de Tutankamón, de Howard Carter, de una edición de la Biblioteca de Historia perteneciente a mi hermano.
"Howard Carter, fue el célebre arqueólogo y egiptólogo que descubrió en 1922 la tumba del faraón Tutankamón en el Valle de los Reyes, frente a Luxor, Egipto. No está mal repasar quien fue el citado faraón egipcio, "llamado en vida Neb-jeperu-Ra Tut-anj-Amón, fue un faraón  perteneciente a la  dinastía XVIII de Egipto, que reinó de 1336/5 a 1327/5 a.C  Su nombre original, Tut-anij--Atón, significa «imagen viva de Atón», mientras que Tut-anj-Amón significa «imagen viva de Amón» Se puede afirmar con un alto grado de certeza que el joven Tutankamón fue el último faraón de sangre real de la dinastía, Tutankamón fue un faraón notable en la restauración y armonización del Egipto posterior al periodo Amarna, pero debido a su corto reinado y la usurpación de sus pocos monumentos por parte de faraones de la XIX dinastía, no fue conocido en épocas antiguas. El faraón murió c. 1327 a. C., hacia los 19 años de edad, tras haber reinado unos nueve años y sin haber consolidado su poder. Su prematura muerte dejó una cierta inestabilidad en Egipto, ya que era el último miembro varón de la dinastía XVIII. El tamaño relativamente pequeño de su tumba (KV62) sedimentada a través de los años fue la razón de que no fuera descubierta hasta el siglo XX, cuando Howard Carter la encontró intacta en 1922. Su descubrimiento y los tesoros encontrados en ella tuvieron cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto, convirtiéndose la máscara funeraria del faraón en la imagen más popular. El hallazgo de su tumba, casi intacta, fue un aporte fundamental para la comprensión de la historia y cultura egipcias. Posibilitó sacar a la luz una cantidad apreciable de joyas, muebles, armas y variados utensilios, permitiendo esto ampliar el conocimiento de esta civilización. La fama actual de Tutankamón no se debe a los acontecimientos de su reinado, que fue breve e intrascendente comparado con el de otros grandes reyes como Tutmosis III o Ramsés II; se debe más bien al tardío descubrimiento de su tumba, que es hasta el momento la única tumba real encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y prácticamente intacto. Si bien dicha tumba había sido violada por saqueadores en la Antigüedad, el contenido de la tumba fue restituido y se volvió a sellar. Tres mil años después, en 1922, la tumba fue encontrada por Husein Abdel Rasul y excavada por una expedición dirigida por Howard Carter y sufragada por lord Carnarvon. A Carter le llevó casi una década despejar e inventariar todo el material encontrado. La riqueza y variedad de los objetos encontrados, junto con el excelente trabajo llevado a cabo por Carter y su equipo, permitieron conocer muchos aspectos de la vida del Antiguo Egipto, desde los avances científicos y tecnológicos a los aspectos artísticos, plasmados en vasijas, cofres, juegos, armas, etc" (Wikipedia)

La maldición: Sobre todos estos hechos históricos del descubrimiento de Howard Carter y financiada por Lord Carnavon, se tejió una especie de maldición, de leyenda, o superstición, o como quiera llamársele, que pasó a denominarse "la maldición de Tutankamón" y sobre la que películas como "La momia" se basaron posiblemente en esta historia fascinante de la momia egipcia de Tutankamón. 
"La maldición del faraón es la creencia que se basa en que cualquier persona que moleste a la momia de un faraón del Antiguo Egipto cae una maldición por la que morirá en poco tiempo. Existía la creencia de que las tumbas de los faraones tenían maldiciones escritas en ellas o en sus alrededores, advirtiendo a aquellos que las leyeran para que no entrasen. La maldición asociada al descubrimiento de la tumba del faraón de la XVIII dinastía Tutankamón es la más famosa en la cultura occidental. Muchos autores niegan que hubiese una maldición escrita, mas algunos investigadores del caso aseguran que Howard Carter encontró en la antecámara un ostracon de arcilla cuya inscripción decía: «La muerte golpeará con su miedo a aquel que turbe el reposo del faraón». (Wikipedia)

Muertes misteriosas: Por ejemplo En marzo de 1923, cuatro meses después de abrir la tumba, Lord Carnarvon fue picado por un mosquito y poco después se cortó la picadura mientras se afeitaba, causando que la infección se extendiese por todo el cuerpo. Una neumonía atacó mortalmente a Lord Carnarvon (en un tiempo en que no existía la penicilina ni otros antibióticos, solo le aplicaron suero), que murió la noche del 5 de abril. Se cuenta (y no hay confirmación ninguna de estos hechos) que a la misma hora de su muerte, la perra de Lord Carnarvon, Susie, aulló y cayó fulminada en Londres. Además, cuando Lord Carnarvon murió, en El Cairo hubo un gran apagón que dejó a oscuras la ciudad, pero momentos después regresó , en ese momento los familiares en el hotel se comunicaron con la empresa de electricidad sin recibir explicación del extraño fenómeno. A la muerte de Lord Carnarvon siguieron varias más. Su hermano Audrey Herbert, que estuvo presente en la apertura de la cámara real, murió inexplicablemente en cuanto volvió a Londres. Arthur Mace, el hombre que dio el último golpe al muro, para entrar en la cámara real, murió en El Cairo poco después, sin ninguna explicación médica. Sir Douglas Reid, que radiografió la momia de Tutankamon, enfermó y volvió a Suiza donde murió dos meses después. La secretaria de Carter murió de un ataque al corazón, y su padre se suicidó al enterarse de la noticia (a pesar de no estar relacionado con la tumba más que a través de su hija). Y un profesor canadiense que estudió la tumba con Carter murió de un ataque cerebral al volver a El Cairo. 
"Al proceder a la autopsia de la momia se encontró que justo donde el mosquito había picado a Lord Carnarvon, Tutankamón tenía una herida (cuestión muy dudosa ya que no hay referencias conocidas). Este hecho disparó aún más la imaginación de los periodistas, que incluso dieron por muertos a los participantes en la autopsia. En realidad, excepto el radiólogo, los demás miembros del equipo vivieron durante años sin problemas, incluido el médico principal. El mismo descubridor de la tumba, Howard Carter, murió por causas naturales muchos años después. (Wikipedia)

Toda esta referencia histórica la transcribo porque tiene mucho que ver con lo que me sucedió. Ese año de 1998, al día siguiente de haber ganado las elecciones el citado y nefasto Chávez. la mayor parte del país quedo sumido en una fuerte depresión, en una angustia, de la cual yo tampoco me salvé. Al día siguiente, en la mañana, salí a comprar a la panadería, era un lunes apagado, callado, poca gente; en la calle, "se respiraba" pesimismo, desolación, desesperanza; crucé la Avenida Bolívar hasta la panadería; y al regresar con mi compra me dispuse a cruzar nuevamente. Pero en qué momento, no sé, no vi, no miré, crucé como una autómata, ya casi llegando a la acera, y no vi el viejo auto, que me embistió y me hizo volar por el aire. Caí sentada en la calle, aturdida por el golpe, sin poder moverme, enseguida noté que no podía levantarme, había sufrido el mayor golpe en la rodilla. En el auto viajaba un matrimonio que inmediatamente me auxiliaron y me llevaron a la Cruz Roja que quedaba cerca de casa; su gesto fue muy noble, muy amable, algo que nunca olvidaré ni terminaré de agradecer. Estuvieron conmigo hasta que me enyesaron la pierna completa. Sufrí fisura de rodilla derecha y fractura de tres dedos del pie. Esta noble gente me compró las medicinas y me acompañaron hasta casa, donde mamá me recibió con estupor. Durante la estadía en la Cruz Roja, hablé con la señora, mientras esperaba que me atendieran. Nos dimos nuestros nombres, nuestros datos, y de repente ella me refirió que su marido era "egipcio". En aquel momento no me acordé del libro, no lo relacioné para nada con el libro que aún lo llevaba por la mitad. 
Para no hacer más larga esta historia, después de que me dejaron en casa, subí al apartamento y comencé a relatarle a mamá todo lo acontecido. le conté que el señor del auto que me había embestido era egipcio, la respuesta de mamá fue inmediata, y así con su sarcasmo humorístico, muy de ella, me respondió: "te alcanzó la maldición de Tutankamón"
¡Por Dios!, abrí los ojos sorprendida, me reí mucho al principio, pero después la sugestión poco a poco se adueñó de mis pensamientos, y me dije: Mamá, no vuelvo a leer ese libro. Aunque, en el fondo me quedé con las ganas de seguir leyendo el fascinante relato del gran Howard Carter. 
Todo este episodio medio trágico y medio gracioso, - del cual me quedaron secuelas en la pierna que siempre me molesta, y que tengo que hacer ejercicios para ayudarla un poco-  volvió a relucir porque en estos días, hablando con una querida amiga sobre este apasionante libro, me contó que está interesada en leerlo. Bueno, pues no hay que dejarse sugestionar, así que le deseo mucha suerte, y que lo disfrute como no lo pude terminar de disfrutar yo, por eso de que "no existen, pero de vuelan, vuelan"....
Pero finalmente, y sacando conclusiones muy tardías, tal vez la verdadera maldición que me alcanzó fue la de Hugo Chávez, y de la que aún sigue pagando las peores consecuencias, mi querida segunda patria, Venezuela y que fue peor que la del joven faraón Tutankamón....de la que realmente nunca se sabrá si fue verdad o leyenda

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