SABOR DE OLVIDO

Tranquilo, que nadie va a saber corazón, de este dolor que nos está partiendo en dos. Sólo sabes que todavía lates en el pecho de esa mujer que soy yo. Nadie entenderá lo que estamos pasando. Hoy nos sentimos perdedores, pero hemos perdido una batalla, no la guerra. Siempre habrá motivos para continuar. Quién puede saber lo qué es perder un gran amor, el Amor de tu vida, el que alimentaba el alma de ilusiones, de esperanzas. Ese amor que no sustituirá ningún otro amor; que como era como el oxígeno que necesitaba para vivir. Tú y yo corazón lo sabemos, quisiéramos gritar al mundo, al viento, al mar, a quien sea, que tu amor vive más que nunca y no quiere morir. Para arrancártelo tendrían que arrancarme la vida.  ¡Ay dolor! ¿por qué no desaparecerás? ¿Por qué cuesta tanto olvidarlo? Así como él me olvidó. Si él fue el motivo y la razón de tu vida, ¿qué harás con esto que te queda?; sí, él se fue sin explicaciones, sin sentir piedad, si él no sufre como yo, inútil es que llores corazón mío, inútil es que te ahogues en tus lágrimas.

Recordar es lo que queda, los mejores momentos, la primera mirada, el primer beso, las primeras caricias; esos recuerdos nada ni nadie me lo puede robar. Que nadie venga a juzgar lo que sentí, lo que fue nuestro; de ese amor nadie puede hablar; nadie puede culparme, del pasado llegó y al pasado volvió. Fue un renacer y un volver a morir. ¿Por qué? Sabrá Dios. ¿Fue destino, fue casualidad, fue una bendición o una maldición.? Esa respuesta quizá no la tengas nunca. Hubiera querido conservar en mis labios el sabor de su último beso. Ese beso que no se dio. Que ardientemente soñé día tras día. Ese que esperé y anhelé a través del tiempo, pero solamente me quedó en la boca un sabor a olvido, a rechazo, a desamor. ¡Cuánto anduvimos corazón! en este camino, más desolado que antes. Sí, lo perdí, antes de tenerlo, lo volví a perder. Antes de que pudiera darme cuenta ya no estaría conmigo. Cuando lo volví a ver, después de que el pasado lo regresara, sentí que había estado muerta, que al sólo mirarlo, la sangre había vuelto a correr por mis venas; tocar sus manos, sentir el temblor de su cuerpo; ahí estábamos los dos, mirándonos, sin saber aún que sería el principio y el fin de todo. 

No, no voy a llorar...él no me verá llorar su abandono. El no podrá saber jamás que su adiós fue una puñalada mortal. El te negó toda posibilidad de esperanza, cerró las puertas de su corazón, te dio la espalda. Quisieras odiarlo corazón, pero puede mucho más el amor que late, que sufre, que te desangra, y no sabrá que lo amo, que lo amaré, no lo sabrá...nunca... Mañana volverá a salir el sol, la lluvia, la luna y las estrellas, verás corazón, que la vida sigue, aunque tenga que levantarme, no me quedará otra salida que seguir viviendo, porque así por dentro esté así, apagada, hundida, desesperada, debo seguir el destino que me toca. Del otro lado del túnel habrá alguna luz que ilumine esta oscuridad que él dejó ahora.  Perdiste el amor, o el amor te perdió a ti, o ambos nos perdimos. ¿Y qué más nos queda que continuar?  ¿Qué me espera más allá? Ahora no lo pensaré. Hubiera querido que la vida se detuviera allí, en ese instante que lo reencontré y se volvió a alejar. Esos instantes que duraron una noche, minutos, segundos. Quisiera gritar de rabia y de dolor, ¿contra quién podría pelear, insultar, golpear, para soltar esta impotencia que me carcome el alma? ¿Contra la vida? ¿Contra Dios? ¿Contra mí misma? ¿Contra el que causó todo este dolor en vano? Contra nadie puedes corazón. Únicamente podría dar  golpes en el aire, porque solamente estamos tú y yo para morir o continuar.

El se fue, sí, te lo repetirás mil veces para convencerte, comenzaré a tejer sus ausencias en la lejanía, pero aún queda un pequeño consuelo, él fue mío, siempre fue mío y seguirá siendo mío. Esto que siento, que se me sale del pecho, que es lo más grande, lo más sublime, ni siquiera él me lo puede quitar...Me voy, vuelvo a mi realidad, pero llevándolo conmigo. No, no vuelvo vencida, ni perdedora, regreso sola,pero teniéndolo dentro de mí. Tal vez, fue él quien perdió más...Tengo que tomar el tren, el último tren, el que me llevará de su lado. No se puede asegurar que nada sea definitivo. Regreso a mi punto de partida y tú,  corazón, aún no estás marchito, no te niegues a nada. Será un retorno hacia mí misma, volveré de un mal sueño..."la renuncia es el viaje de regreso del sueño..."* y tú y yo, corazón, renunciamos, a lo que no pudo ser, ¿por qué? No lo preguntes. Llevaremos el mismo equipaje que nos trajo, fue un hola y un adiós al encontrarlo; hoy no habrá despedidas,  me llevo nada más que el anhelo de su beso ausente y en mi boca un amargo sabor de olvido...

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