
Desde cuándo
llegué hasta este lugar, ¿ayer? ¿hace cuánto? No lo sé, ya perdí la noción del
tiempo, no me acuerdo de nada, estoy encerrada en un cuarto blanco, todo
blanco, no hay ventanas, ni puertas, ni muebles, solo una luz encandilante que
proviene del techo. Estoy sola, absolutamente sola; trato de caminar algunos
pasos, no sé para qué, no tengo adonde ir. A veces grito fuerte, para que venga
alguien, pero nadie me oye. Si existe un infierno debe ser como éste, donde las
horas están atrapadas en el tiempo, como un reloj dibujado en la pared; un
infierno blanco donde no hay ayer, ni mañana, ni antes ni después. Por qué estoy
aquí, nadie me lo dice, solo oigo mi voz, como si en este mundo solo existiera
yo. Quisiera dormir, cerrar los ojos, pero una luz incandescente, sin cesar, me
encandila, me tortura, mantiene mis párpados abiertos; ¡quiero salir de aquí!
¡ayúdenme! Nadie viene, nadie oye; pateo las paredes, quiero clavarme las uñas,
arrancarme el pelo, me desespero… pero algo me sujeta, me contiene; quisiera
verme en un espejo, saber como soy, a lo mejor me recuerdo. Mi mente está en
blanco, no tengo memoria; no sé si soy hombre o mujer, si tengo un pasado, que
fecha nací, de donde vine. Nadie hay que me responda. Soy una cosa, un ente, un
ser vivo o tal vez muerto. Grito nuevamente desesperada, pero dentro de mí, me
odio, me detesto, si hay Dios dónde está, para salvarme de este limbo eterno,
de este túnel blanco sin salida. Quiero arrancarme las entrañas y no tengo
manos, no me las veo, están mutiladas… este lugar es asqueroso, fétido, quiero
vomitar, quiero ver otros colores, estoy harta de blanco, blanco, blanco; voy a
vomitar sobre mí, quiero huir de aquí, correr, correr, correr, traspasar las
paredes, que termine esta pesadilla sin fin; si estoy muerta quisiera estar
enterrada mejor con los gusanos devorándome. Un incipiente terror se apodera de
mi mente, ¿y si estoy viva? ¿Y si estoy loca? Jajajajajajajaaja, eso debe ser,
me lavaron el cerebro, me encerraron aquí perennemente. Voy a seguir gritando,
aullando a la nada, al silencio, ¡la puta que los parió! No acabará este
silencio, esta muerte en vida, enterrada viva en esta cárcel blanca, estoy
cansada, agotada de gritar, de implorar, me acostaré ahora acurrucada como un
feto, como un ovillo, ya no me moveré más, no quiero saber más, mi mente
quedará en blanco…
Comentarios
por que hay ocasiones que nos sentimos así en un mundo colores
donde hay ruido y hay flores
no encontramos la salida.
y aunque las rosas tengan espinas
no sentimos esa estima.
es una reflexión en todos sentidos para aquellos que están vivos
pongan atención en su camino.
te felicito y agradezco por tu escrito es muy profundo.
recibe un abrazo y admiración desde
un mar de sentimientos.