Katty
sentía los ojos del hombre clavados sobre ella, deseaba que terminara esa
noche, volver a su cuarto, darse una ducha y olvidarse de esa cita que en mala
hora aceptó; quería borrarse para siempre de su cuerpo, esa mirada que la
traspasaba todo el tiempo. El taxi avanzó por la Gran Avenida y dobló por una
calle donde estaba el hotel al que el tipo le indicó. Se bajaron por el mismo
lado y el hombre la agarró de la mano para ayudarla a bajar. Era un motel de
tres estrellas, nada del otro mundo, no se veía entrar o salir mucha gente,
algunas parejas que subían por el ascensor; era un edificio de diez pisos, en
la recepción había un viejo que parecía estar medio dormido, eran las ocho de
la noche. Su cliente hizo la reservación, no se fijó en su nombre, cuando se
conocieron no se acordaba si él se lo dio ó ella olvidó preguntárselo; lo único
que le importaba es que le diera unos buenos billetes; subieron al ascensor
quinto piso letra F. Katty no tenía muchas ganas de hablar, lo que deseaba era
salir corriendo, sentía algo en el aire, podía olerlo, casi tocarlo, algo que
le empezaba a provocar como un terror indescriptible. Se dijo que tal vez se
estaba volviendo paranoica.
La habitación era bastante grande, pisos de baldosa, una cama grande, mesa de luz, televisión, en fin, la típica habitación de motel donde prestaba sus servicios. En cuanto entraron ella pasó al baño para quitarse la ropa, vio que el tipo acomodaba su abrigo en la silla y un maletín negro que llevaba con él. Entró al baño y se sacó la blusa y el pantalón, se quedó con las bragas y el sostén que demarcaba sus senos, tenía un cuerpo que volvía locos a su clientela, por eso trataba de sacarle el mayor partido. Se tardó unos diez minutos en salir, no sentía ningún ruido en la habitación, al salir allí estaba el señor anónimo, no se había quitado la ropa, eso le pareció muy raro, solo había bajado un poco la luz de la lámpara, como para dar más de intimidad al encuentro y había cerrado las cortinas de la habitación.
Cuando la vio, enseguida ella notó que sus ojos la recorrieron con lujuria, deteniéndose en sus senos y bajaron luego a sus bragas, ella también lo miró pero esquivando su mirada, no estaba mal el anónimo,
- Bueno, a lo tuyo - se dijo Katty. Se le acercó y empezó a trabajar con sus manos por el cuerpo de su cliente, con su lengua comenzó a recorrer su cuello, sus orejas, y comenzó a acariciarle su miembro excitado. Notó los jadeos del señor anónimo, intempestivamente él la dio vuelta, de espaldas a él y comenzó a acariciarla un poco, desprendió su sostén para sobarle los pechos, la chica se quitó las bragas para que la acariciara también. Sintió cómo temblaba el hombre pegado a su cuerpo, manoseándola toda. De repente se detuvo, pero sin soltarla, le dijo suavemente:
- ¿Sabes una cosa putita asquerosa? No vine a cojerte, vine a matarte.
Katty quedó paralizada, súbitamente reaccionó y quiso moverse hacia la puerta pero un brazo de su atacante la sostuvo fuertemente mientras con el otro le tapó la boca, la chica comenzó a manotear luchando desesperada sin poder gritar; una fuerza descomunal la llevó hacia atrás, era demasiado tarde, no podría salir de allí. Trató por todos los medios de zafarse, sacudiéndose, tratando de clavarle las uñas por algún lado pero era imposible, él la tenía totalmente sometida, sintió las lágrimas que salían de impotencia, de miedo, de desesperación, no podía ya razonar; momentáneamente el tipo aflojó, parecía que iba a soltarla, sintió que algo frío, seco, filoso cortaba su cuello, todavía respiraba, quiso gritar, pedir auxilio, no podía…solo salían sonidos guturales de su garganta, la sangre comenzaba a salir a borbotones, a chorros, ya no sintió nada más…todo se hizo oscuridad…
El asesino luego de asegurarse que ya no se movía, la dejó tendida en el suelo, nadando en su propia sangre, su mirada helada la recorrió una vez más, todavía lo excitaba la perra inmunda... tenía que salir rápido de allí, no podía dejar que sus nervios lo traicionaran. Se puso los guantes de látex y comenzó a limpiar todas las huellas posibles, en la puerta, en la mesita de luz, limpió luego la navaja. Guardó después todo en el maletín. Luego se dispuso a apagar las luces, alguien la encontraría en la mañana, seguramente cuando viniera a limpiar la camarera; antes de salir agarró un pedazo de papel y comenzó a escribir, cuando terminó apagó las luces, cerró la puerta sigilosamente, al bajar a la recepción el viejo estaba dormido sobre los papeles; más perfecto imposible.
-Capitán Zuller ¿me copia? Tiene que venir enseguida, tenemos por esta zona un H4, Motel Paris, Calle treinta y nueve con primera transversal; apúrese jefe, ya está llegando la prensa y la televisión.
La habitación era bastante grande, pisos de baldosa, una cama grande, mesa de luz, televisión, en fin, la típica habitación de motel donde prestaba sus servicios. En cuanto entraron ella pasó al baño para quitarse la ropa, vio que el tipo acomodaba su abrigo en la silla y un maletín negro que llevaba con él. Entró al baño y se sacó la blusa y el pantalón, se quedó con las bragas y el sostén que demarcaba sus senos, tenía un cuerpo que volvía locos a su clientela, por eso trataba de sacarle el mayor partido. Se tardó unos diez minutos en salir, no sentía ningún ruido en la habitación, al salir allí estaba el señor anónimo, no se había quitado la ropa, eso le pareció muy raro, solo había bajado un poco la luz de la lámpara, como para dar más de intimidad al encuentro y había cerrado las cortinas de la habitación.
Cuando la vio, enseguida ella notó que sus ojos la recorrieron con lujuria, deteniéndose en sus senos y bajaron luego a sus bragas, ella también lo miró pero esquivando su mirada, no estaba mal el anónimo,
- Bueno, a lo tuyo - se dijo Katty. Se le acercó y empezó a trabajar con sus manos por el cuerpo de su cliente, con su lengua comenzó a recorrer su cuello, sus orejas, y comenzó a acariciarle su miembro excitado. Notó los jadeos del señor anónimo, intempestivamente él la dio vuelta, de espaldas a él y comenzó a acariciarla un poco, desprendió su sostén para sobarle los pechos, la chica se quitó las bragas para que la acariciara también. Sintió cómo temblaba el hombre pegado a su cuerpo, manoseándola toda. De repente se detuvo, pero sin soltarla, le dijo suavemente:
- ¿Sabes una cosa putita asquerosa? No vine a cojerte, vine a matarte.
Katty quedó paralizada, súbitamente reaccionó y quiso moverse hacia la puerta pero un brazo de su atacante la sostuvo fuertemente mientras con el otro le tapó la boca, la chica comenzó a manotear luchando desesperada sin poder gritar; una fuerza descomunal la llevó hacia atrás, era demasiado tarde, no podría salir de allí. Trató por todos los medios de zafarse, sacudiéndose, tratando de clavarle las uñas por algún lado pero era imposible, él la tenía totalmente sometida, sintió las lágrimas que salían de impotencia, de miedo, de desesperación, no podía ya razonar; momentáneamente el tipo aflojó, parecía que iba a soltarla, sintió que algo frío, seco, filoso cortaba su cuello, todavía respiraba, quiso gritar, pedir auxilio, no podía…solo salían sonidos guturales de su garganta, la sangre comenzaba a salir a borbotones, a chorros, ya no sintió nada más…todo se hizo oscuridad…
El asesino luego de asegurarse que ya no se movía, la dejó tendida en el suelo, nadando en su propia sangre, su mirada helada la recorrió una vez más, todavía lo excitaba la perra inmunda... tenía que salir rápido de allí, no podía dejar que sus nervios lo traicionaran. Se puso los guantes de látex y comenzó a limpiar todas las huellas posibles, en la puerta, en la mesita de luz, limpió luego la navaja. Guardó después todo en el maletín. Luego se dispuso a apagar las luces, alguien la encontraría en la mañana, seguramente cuando viniera a limpiar la camarera; antes de salir agarró un pedazo de papel y comenzó a escribir, cuando terminó apagó las luces, cerró la puerta sigilosamente, al bajar a la recepción el viejo estaba dormido sobre los papeles; más perfecto imposible.
-Capitán Zuller ¿me copia? Tiene que venir enseguida, tenemos por esta zona un H4, Motel Paris, Calle treinta y nueve con primera transversal; apúrese jefe, ya está llegando la prensa y la televisión.
-Voy en camino,
que despejen todo y cierren todas las entradas y salidas del lugar. ¡Maldita
sea! ya ni en domingo se puede descansar.
Zuller puso la sirena para que le dejaran vía libre hasta llegar al sitio, …(qué iría a encontrarse). Por el tono de voz de Caruso pintaba muy mal. Al llegar al Motel, ya la policía había acordonado la entrada del motel para impedir el paso de la gente que se encontraba excitada con el alboroto. Los periodistas quisieron acercarse a hacerle preguntas pero con una mano los paró y les dijo que no haría declaraciones.
Zuller puso la sirena para que le dejaran vía libre hasta llegar al sitio, …(qué iría a encontrarse). Por el tono de voz de Caruso pintaba muy mal. Al llegar al Motel, ya la policía había acordonado la entrada del motel para impedir el paso de la gente que se encontraba excitada con el alboroto. Los periodistas quisieron acercarse a hacerle preguntas pero con una mano los paró y les dijo que no haría declaraciones.
Entraron a la
habitación, allí en el piso, en un charco de sangre yacía una mujer de 25 a 30
años con los ojos abiertos y apagados mirando al vacío con una expresión de
terror y la garganta cercenada.
-¿Algún testigo? ¿Huellas? ¿Que coño pasó aquí? Dijo Zuller que ya tenía ganas de salir a vomitar.- ¿Qué me dicen de la víctima? -
-Nada Capi, todo
el lugar está limpio, al parecer el desgraciado no dejó ningún detalle suelto.
Se presume que fue un tipo por la forma como fue atacada; no hay rastros de
semen tampoco. Al parecer sólo la mató. La chica era una prostituta de nombre
Serena Mayo, de veinticinco años y su apodo era Katty.
-Sigan buscando,
que no se les pase nada por alto, que nadie toque nada, ni se lleven nada hasta
que venga el médico forense para revisar el cadáver. No importa, a ése lo
agarramos tarde ó temprano.- El capitán prendió uno de los cigarrillos negros que
tenía en su chaqueta, mientras salió afuera del cuarto para sacarse de su vista
por unos segundos ese espectáculo; ya debería estar acostumbrado después de
treinta años de servicio, pero ese día feriado no tenía pensado ver tanta
sangre, mandó que taparan el cadáver de Katty que comenzaba ponerse rígido.
-¡Capi! ¡Venga
rápido!, encontramos algo - gritó Caruso desde adentro.
Entró al momento que el teniente le puso un pedazo de papel sucio de sangre en
sus manos escrito en letra de imprenta; -Lo encontramos dentro del cuerpo de la
chica, dentro de las bragas…- El papel decía: “Si hay
algo que está de sobra en este mundo son las putas”.
- ¡Cerdo hijo de puta! Estalló el Capitán con furia, golpeando la pared. –Jefe, ¿qué habrá querido decir?, ¿será que no es la primera ni la última? ¿Nuevo asesino en serie? Zuller parado cerca de la ventana miró hacia afuera pensativo, - Tal vez, pudiera ser, pero ojalá te equivoques. Vamos Caruso tenemos trabajo que hacer.-
- ¡Cerdo hijo de puta! Estalló el Capitán con furia, golpeando la pared. –Jefe, ¿qué habrá querido decir?, ¿será que no es la primera ni la última? ¿Nuevo asesino en serie? Zuller parado cerca de la ventana miró hacia afuera pensativo, - Tal vez, pudiera ser, pero ojalá te equivoques. Vamos Caruso tenemos trabajo que hacer.-
EPÍLOGO
El nuevo asesino recostado en su cama sonreía tranquilo y desnudo, recordando la noche anterior; - no estuve mal para ser la primera vez - -¿Cómo lo estarán pasando esas ratas? Ahora es que empieza para ellos, que me agarren si pueden, pero por ahora no, ahora no…
Decidió más tarde
salir a respirar un poco de aire, y a planificar nuevamente la elección de su
próxima víctima. El señor anónimo ya había hecho su debut, de asesino, de
criminal, su meta, borrar del camino cuanta puta existiera. Seguiría llevando
su vida sórdida de siempre en el suburbio, un trabajito por aquí, otro por allá,
mientras le alcanzara para vivir. Pero esta vez sería distinto, esta vez
gozaría en grande su otra vida, de vengador, limpiando las calles de putas y
perras. Se cambió, prendió un cigarro, enfiló para la avenida de los bares,
eran cerca de las cinco de la tarde, comenzó a caminar y se mezcló entre la
gente…
FIN
Comentarios
TE ASEGURO QUE LO QUE ESCCRIBISTE ES UNA HISTORIA COMO PARA LLEVARLA AL CINE.
TE FELICITO DE TODO CORAZON.
DECIME COMO PONGO EN EL BLOG ESA CABECERA O NO SE COMO SE LLAMA DONDE ESTA EL TITULO Y LA IMAGEN.
-FELICITACIONES, LE LASTIMASTE EL DORSO A MUCHOS ESCRIBIDORES- BESOS-
JOTACET
ASESINA
Espero leer más, que esta faceta tuya es adictiva.
nU otiseB: La Gata Rosa
me encanto leerte, realmente un relato de misterio.
siempre me sorprendes.
te quiero amiga.
Chiqui, que bueno que lo leiste, tu en este campo eres mas entendida que yo asi que tus consejos seran bienvenidos ,besitos
Besitos
Vickie